Álvaro Laiz es fotógrafo documental y se ha centrado durante años en realidades frecuentemente olvidadas en zonas como África (Planes de Futuro, Cursed Skin), Asia (Transmongolian, Ninja!) o Sudamérica (Wonderland).
Este lunes, día 8 de septiembre, se marcha más de dos meses al Lejano Oriente ruso para emprender un proyecto artístico y documental en el que dará cuenta, a través de la web www.fareasthunter.com, de la forma de vida en la taiga, con el tigre como leitmotiv.
Es un proyecto que cuenta con el apoyo de la Fundación: un diario de viaje sobre un lugar de frontera, “temperaturas extremas, ciudades semi abandonadas tras la perestroika y la inmensidad de la taiga gobernada en silencio por el tigre del Amur en la que conviven las escasas comunidades indígenas restantes con decadentes poblaciones mineras y madereras rusas.”.
Sus crónicas comienzan ahora, y proseguirán cada semana a través del blog www.fareasthunter.com y de redes sociales como Facebook, TwitterInstagram con el hashtag #ElCazador.
La propia cuenta de Instagram de la Fundación será “secuestrada” durante días por Álvaro, que nos mostrará sus primeras impresiones.
¡Empezamos la aventura!
Notas:
Este proyecto se enmarca dentro de nuestra línea de producción y normalización del trabajo de artistas e investigadores procedentes de diferentes disciplinas.
Enlaza de manera firme con diversas lecturas críticas en la convivencia entre lo humano y lo no humano recogidas por filósofos como Bruno Latour. A lo largo de los últimos seis años hemos dedicado tiempo y energía a pensar sobre este aspecto. Una parte del equipo de FCAYC son «no humanos», como dice Latour: bueyes, vacas, burros y una mastina, «Lola» https://www.flickr.com/photos/fundacioncerezales/sets/72157627077626419/.
No forman parte de FCAYC por casualidad. No son simples ítems inventariables. No se encuentran allí para decorar. Estos animales nos han ayudado a pensar mejor acerca de nuestra presencia en el medio rural, así como las particularidades y políticas que ello supone. Todos ellos formaban parte de un delicado sistema de subsistencia y de economía doméstica en la zona. Pertenecen en algunos casos a razas sometidas a una desmesurada presión administrativa que pone en riesgo su futura existencia: los bueyes y la vaca de FCAYC, por poner un ejemplo, pertenecen a la raza pardo-alpina, una raza mixta que proveía de leche y carne a los habitantes de la zona, y que está profundamente castigada hoy en día por las leyes de mercado, que prefieren apostar por ganado bien específico de leche o bien específico de carne.
Los habitantes particulares de la zona difícilmente pueden sostener una labor de resistencia en favor de la supervivencia de estas razas. Es caro, en todos los aspectos.
Es pertinente que la institución, en este caso FCAYC, se haga cargo mientras sea posible de cuidar de estos «no humanos» y de batallar para aliviar la presión administrativa que sufren mediante un programa de conservación de los mismos que actualmente está en pleno desarrollo. Ojalá puedan sumarse más fuerzas pronto.
Aquí es donde el trabajo de Álvaro Laiz cobra su mayor sentido en colaboración con FCAYC, en facilitar una perspectiva global que evite que caigamos en una retórica localista desde la institución. Ojo, localista, que no local. Respetamos, valoramos y entendemos como algo necesario ocuparnos y comprender bien las claves locales del lugar en el que nos hemos asentado. Deseamos fomentar que esas condiciones locales mantengan una tensión crítica con la escala global, como filtro para desactivar los -ismos y derivaciones en las que solemos caer cuando nos miramos el ombligo con excesiva intensidad. En nuestro caso hemos detectado que uno de los riesgos que nos sobrevuelan podría llevarnos de cuidar de lo local a perdernos en localismos si no estamos atentos/as. Debemos esforzarnos por alzar la vista, como nos propone Álvaro con su trabajo y buscar que hallazgos o extravíos se produzcan en esas condiciones, con la guardia frente al acomodo alta.